sábado, 16 de mayo de 2009

Alfombra

Estábamos ahí recostados tu y yo, solos en medio de esa habitación en el suelo, la alfombra era cómoda y el calor insoportable. No hacíamos más que mirarnos sin si quiera pestañear. Comencé por tocar tu brazo, recorrerlo todo con la punta de mis dedos, que sólo te tocaban ligeramente. Moviste mi cabello de mis ojos, tocaste la punta de mi nariz con aire de inocencia. Tome tu mano y la puse en el punto medio que nos separaba, pero tu la acercaste a tus labios, dejándome un beso húmedo en mi pulgar. No decías nada. Solo me cubría mi bata blanca y a ti tu bóxer. No hablábamos ni reíamos. Solo estábamos ahí, recostados mirándonos. Hasta que me besaste en la frente para despertar.

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